Este año 2020, qué lo esperábamos con tantas ansias el 31 de diciembre de 2019, teníamos como siempre una lista de sueños, propósitos por cumplir, metas que alcanzar y nada de eso pudimos lograr, pues iniciando el calentamiento para empezar la travesía, fuimos interrumpidos.

Las señales y mandatos fueron duros, cállate (cubre boca), no salgas, no hagas lo que has hecho siempre (confinamiento) vive con miedo (mensajes de los noticieros), desconfía de todos (podrían estar contagiados), no verás a tus seres queridos, etc.
Quienes pudieron hacer uso de su lado resiliente, obtuvieron ganancia aún en este estado. A pesar de la incertidumbre, de la desesperación, de los estados de ansiedad en los que muchos, que se mofaban de ser fuertes, fueron debilitados y cayeron; pero el otro lado de moneda, la necesidad de tener ingresos nos volvió creativos.
Muchos comenzaron a ver qué cosas podían hacer y además, lo ¡monetizaron!, quienes cocinaban como un hoobie, lo empezaron a hacer negocio, comida, postres, etc. Les fue tan bien, que aún cuando aperturaron el mundo laboral, se quedaron en el nuevo negocio. Ahora son empresarios.
Otros se quedaron lamentando la situación, deprimiéndose, desesperándose, viendo los noticieros día y noche, llevando el control de las estadísticas de contagios, muertes y todo alrededor de la pandemia.
Los seres humanos somos proactivos por naturaleza, los que tenían problemas emocionales previos o problemas de salud, son los que la pasaron peor, revivieron sus recuerdos y traumas, eso los frenó.
Otros aprendieron a vivir la vida de una manera sencilla, descubrieron que podían hacer más con menos, que habían estado gastando en trivialidades, aprendieron a optimizar los recursos, a agradecer por estar sanos, por tener un plato de comida para su familia, buscaron en qué ocuparse en lugar de preocuparse.
No pongamos oído a noticias alarmantes, nosotros somos creadores de nuestro destino, podemos hacer la diferencia, confíe en sus propios recursos, láncese, este año 2021 será un éxito si usted así lo quiere, ya no ponga atención a que será un año difícil, que la economía aquí o allá. ¡Somos hijos de Dios y tenemos todo! Le deseo un año nuevo con brío, con pasión para hacer lo que sabe hacer. Usted vale muchísimo. Un abrazo.
Jacqueline Alvarenga
Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta