Reprimir emociones es algo aprendido, probablemente tomamos esa opción para defendernos, para protegernos, para no vernos débiles, miedosos, etc. Cada quien tiene sus propias razones. Lo curioso de eso es que esas elecciones no son conscientes. Es parte de la misión del inconsciente de evitarnos el dolor, pero este siempre sale de cualquier manera.
Cualquiera que sea la que se elija, tiene sus motivaciones muy subjetivas, que no necesariamente le producen satisfacción a las personas, pero con lo que no se cuenta es que al cabo del tiempo, el inconsciente busca la manera de deshacerse de esa carga y comienza a hacer conexión con el cuerpo para mandar señales de que se está llenando el depósito y por eso la señales de alarma son a través de enfermar cualquier órgano que tenga que ver con la emoción atorada.
Como hemos dicho, mente, cuerpo y espíritu funcionan de manera solidaria, como un todo, se comunican internamente. Quiero mencionar algunos ejemplos de esa comunicación. Cuando guardas un enojo muy fuerte y por muchos años, el inconsciente envía señales al órgano que está relacionado con la emoción guardada, ejemplo de algunos órganos los que se ven afectados pueden ser: riñones, vesícula, sistema reproductor y sexual, si no atendemos a estas señales a causa de no comprender el lenguaje del cuerpo, puede llegar a ocasionar cáncer.
El primer paso para sanar la enfermedad es ir al médico, quien hace su mejor trabajo utilizando los medicamentos, exámenes, tratamientos que pueden dar resultados de corto a mediano plazo. La enfermedad se supera, hay sanación de los síntomas físicos, pero no se ha sanado lo que la causó, por eso la enfermedad puede repetir o buscar otro órgano para seguir enviando la señal.
Por eso vemos casos de personas que después de una enfermedad le da otra y luego otra, no tiene que ser inmediata la aparición de una y otra, se espera un tiempo y luego se va para otro órgano o parte del cuerpo.
Hay casos que se ven tan claros los mensajes del cuerpo, que podemos fácilmente conocer la historia de alguien, por ejemplo. Alguien ha sufrido una decepción, dolor a causa de una persona que no se lo esperaba, sus padres, una pareja, un hijo, etc. Pero se la guarda (soporta) y se comienza a podrir por dentro. Se enferma del sistema digestivo, luego le aparecen problemas de vesícula (enojo), páncreas (perder la dulzura de la vida) y le da diabetes y así podríamos seguir.
