El perdón es una palabra compuesta que viene de la raíz PER que significa Máximo y DON que es Regalo. Entonces el perdón es el máximo regalo que podemos dar y recibir.
Las personas que tienen dificultad para perdonar es porque creen que el beneficio es para la otra persona, que nos ha herido u ofendido, por lo tanto, no merecer que lo perdonen. Nada mas equivocado que esto.
Cuando perdonamos una ofensa, quien mas gana es quien perdona, porque se libera de una carga emocional que lo mantiene vinculado a la persona que lo dañó. Se escucha con gran frecuencia frases como: “Ni me hables de X que se me revuelve el estómago” “Ese X debería arder en el infierno” “Ojalá que a X le atropelle un carro” “Debería estar muerto” y así hay un sinfín de frases que proliferan las personas que están heridas por otros.
Mantener esos pensamientos y sentimientos lo que causan son enfermedad física, pues el rencor o el dolor se aloja en un órgano, provocándonos síntomas dolorosos o desagradables. Por ejemplo: si tenemos rencor hacia alguien seguramente se alojará en el hígado o riñones; si permanecemos constantemente enojados, lo sentirá nuestra vesícula y comenzará a materializar el enojo en piedras, lo mas triste es que el efecto de ese enojo lo sufrimos nosotros, nadie más.
Espiritualmente, perdonar es sanar nuestra alma dolida, para poder trascender a otro nivel de consciencia, en donde nos damos cuenta que la persona mas importante soy yo y que debemos perdonarnos a nosotros mismos, por causarnos tanto daño al abrigar en nuestro interior, sentimientos dañinos, luego perdonar a quien nos ofendió.
El perdón no es borrar de la memoria un acontecimiento o una persona, es poder recordarlo sin que nos cause dolor. Pero no basta con la intención, es necesario reprogramarnos a través de cortar las conexiones neuronales que establecimos en el cerebro al estar por tanto tiempo guardando algo que nos daña.
En nuestro inconsciente se encuentran todos los recursos para lograrlo y así darle opciones a la mente inconsciente de otras situaciones agradables para que lo sustituya. Este proceso lo vivirás mejor con la ayuda de un experto en salud mental, porque como repito, no basta con la intención de perdonar.
