Como lo he mencionado en artículos o videos acerca de las causas de la infidelidad, las personalidades tendientes a la infidelidad, etc. También existen los daños colaterales tanto en la pareja que la sufre, como en los hijos en el caso que existan.
Hablaré primero sobre la pareja que ha sufrido la infidelidad:
Pérdida de confianza en futuras relaciones
Mantenerse en alerta sobre cualquier indicativo o posibles manifestaciones de infidelidad.
Duda acerca de cualquier comportamiento que no esté totalmente claro de la pareja.
Aumento progresivo de preguntas, acerca de frases o reuniones de amigos, incluso de trabajo de su pareja.
Control de tiempos de llegada, llamadas, etc. De la pareja.
Restar libertad a la otra persona por tener miedo de que se vaya con otra mejor.
El daño más grande en personas que han sufrido inseguridad es que la autoestima baja a tal grado que la persona tiene una sensación de “no ser suficiente para nadie” por lo que siempre estará expuesta a que le sean infieles.
Sufren de ansiedad cuando perciben que su pareja no llega a la hora indicada, por lo que caen en llamadas insistentes que, al no ser respondidas, agravan su ansiedad.
Hijos de padres que son infieles:
Los niños que han sido espectadores de los constantes pleitos de sus padres, por reclamos generalmente de mamá a papá, padecen de lo siguiente:
Enojos injustificados hacia ellos u otras personas.
Tristeza y frustración.
Si son niñas, generalizan la imagen del hombre como un infiel, sobre todo si su madre le ha transmitido todos sus pensamientos y sentimientos al respecto.
Temor de establecer una relación de pareja, pero cuando lo hace está hipervigilante de cualquier conducta parecida a la de su padre.
Si es varón jura que nunca repetirá las conductas de su padre, pero por el grado de foco que le pone a dicha situación, termina siendo infiel y la historia se repite, causándole mucha culpa, pero sin poder poner fin a su conducta.
En la persona infiel:
También hay daños, dado que interiormente reconoce que falla a sus parejas, pero muy posiblemente él también esté repitiendo las conductas de su padre.
Lo cierto es que aunque viva momentos de placer por la variedad, se vuelve una adicción, puesto que al quedarse en momentos de quietud y reflexión, siente que debe continuar para no enfrentar lo que al fondo le incomoda que es reconocer el daño que causa y se causa a sí mismo. Esta felicidad es efímera.
Estas son algunos de los daños colaterales, en hijos, parejas y a sí mismo. He hablado del caso de hombres infieles, en otra ocasión hablaré del caso de mujeres infieles.
Solo me resta sugerir que las parejas que estén pasando por esta situación, busquen ayuda profesional, pues difícilmente lo podrán manejar solos.
