Desde siempre se nos relegó en la sociedad a funciones domésticas, tener hijos y cuidarlos, pero por nuestras mismas características, esas que Dios nos dio algo nos hacía sentir que no estábamos destinadas solo a eso, sino a cosas más grandes; fuimos conquistando espacios desde el derecho a votar, a tener puestos en las empresas, no solo como empleada si no en funciones de liderazgo, luego pasamos a la política hasta ser presidenta de Naciones.
Y es que, al tener una visión panorámica de la vida, podemos mostrar nuestra fortaleza, fuimos las elegidas para dar vida, somo creadoras por naturaleza y por eso mismo a veces somos vista como competencia y algunos hombres nos maltratan hasta quitarnos la vida.
Debemos sentirnos orgullosas de ser mujeres, algunos padres de familia le han hecho sentir a sus hijas que no era mujer lo que esperaba tener, si no hombres, por ser “fuertes” y que caen parados donde sea. Nada mas lejos de la realidad, las mujeres soportamos cosas inimaginables y seguimos adelante, no por gusto la naturaleza tiene mas mujeres que hombres en el Universo, ya se preguntaron ¿por qué será?
Tanto hombres como mujeres tenemos misiones específicas en la vida, nadie es mas o menos que el otro, somos complementarios y por esa razón merecemos respeto. Por nuestro instinto maternal tenemos mas capacidad de perdón, podemos llorar cuando algo nos duele, acudir a una amiga y contarle buscando consuelo y eso hace que acumulemos menos emociones que nos afectan.
Qué privilegio haber nacido mujer, pese a que muchas reniegan de serlo, porque en el seno familiar se nos dieron mensajes que nos hacían sentir menos, por ejemplo, el varón puede salir y llegar mas tarde a casa, “tu no porque eres hembra”; si el varón tiene muchas novias es el orgullo de papá, pero si la hembra tiene muchos novios es una cualquiera.
Invito a las mujeres que se sienten menospreciadas porque se los hicieron creer y por eso permiten ser maltratadas ya sea por sus parejas u otros hombres, que recuerden que Dios puso mucho esmero en crearnos perfectas y con muchos dones, debemos verlos y descubrir que fuimos bendecidas y privilegiadas.

Licda. Jacqueline Alvarenga
Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta.